Sin agenda oficial y lejos de la mirada del periodismo, el superministro de Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura, Sergio Massa, se reunió con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof para trazar un punteo de las medidas económicas que se vienen en los próximos días.

A raíz de los diferentes cambios del gabinete Nacional, muchos referentes políticos manifestaron su apoyo y otros no se encontraron tan cómodos, sin embargo una de las pronunciaciones más esperadas era la de Kicillof, quien se viene manteniendo en silencio sobre la participación de Massa en el gabinete de Alberto fernández.

Ahora bien, el fin de semana, los mandatarios lograron reunirse sin necesidad de hacerlo público. "Están trabajando en las distintas alternativas que van a presentarse", aseguran voceros del gobierno provincial.

Es preciso mencionar que Kicillof un hermetismo particular, frente a la llegada de Massa, diferente a lo sucedido, cuando Silvina Batakis fue designada como reemplazante de Martín Guzmán, pues el gobernador lo festejó en las redes. 

Se sabe que el punto más importante de cara a lo que viene entre Massa y Kicillof serán las transferencias no automáticas. Según datos oficiales, en el primer semestre de este año, Buenos Aires recibió por parte del gobierno nacional $122.298 millones de transferencias discrecionales. Esto implica una suba de 83% interanual.

La provincia tiene -según el ejercicio 2021- un déficit de orden de los $95.000 millones, equivalente a 4.3% del gasto total y creció un 89% respecto del ejercicio 2020.

A ese déficit se llega a pesar de recibir transferencias discrecionales del gobierno nacional (ATN) por $ 134.000 millones, y $ 60.000 millones del Fondo de fortalecimiento fiscal originado en la quita de fondos a CABA. Sin estos conceptos, y manteniendo el gasto constante, el resultado financiero sería de $ 189.000 millones (un 13% del gasto total).

Ahora bien, tanto en el entorno massista como en La Plata remarcan que hay "muy buena relación" entre ellos. Aclaran que su vínculo se fortaleció tras la crisis política que estalló entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Kirchner al inicio del año y que continúa hasta hoy. Ambos propiciaron la institucionalización del Frente de Todos con una mesa en la que estuvieran representados todos los sectores e intentar así zanjar las diferencias.