Alberto Fernández, reaizo su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, y decidio centrarlo en el intento de asesinato de Cristina Kirchner. Dijo que el hecho "no sólo afectó la tranquilidad pública" sino que "también buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida".

En esa línea, el presidente vinculó al sector más duro de la oposición con el atentado y aseguró que “la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina".

En el discurso que terminó de delinear el mismo, agradeció la "solidaridad que Argentina ha recibido del mundo entero" ante el "intento de magnicidio perpetrado contra nuestra vicepresidenta". "Muchas veces en la historia los magnicidios han sido prólogos de grandes tragedias y pueblos enteros sucumbieron detrás de esos profetas del odio", agregó.

Y advirtió que "aprovechando la desazón que generó la pandemia y los efectos económicos de la guerra, los discursos extremistas y violentos proliferaron y encontraron tierra fértil para sembrar el sentimiento antipolítico en nuestras sociedades". 

Por otro lado, hizo referencia a quienes no se solidarizaron con lo sucedido a la expresidenta: "Guardar silencio ante semejante evidencia puede conducirnos a poner en crisis el mismo Estado de Derecho", apuntó.

En otro fragmento, agradeció "a todos los Estados miembros por haber confiado en la Argentina para ejercer la presidencia del Consejo de Derechos Humanos durante este año" y destacó "la defensa de los derechos humanos forma parte de nuestra identidad y de nuestra historia".

Por otro lado, pidió "imponer el diálogo y recuperar la paz en la disputa iniciada con el avance militar de la Federación Rusa sobre el territorio de Ucrania".