sábado 05 de octubre de 2024 - Edición Nº2131

Provincia | 12 dic 2023

Nuevo mandato

El entretelones de la asunción de Kicillof: el “bastón del mariscal” y el nuevo desafío

El gobernador bonaerense recibió su reelección a lo grande y bajo la premisa de diferenciarse de la “motosierra”, recibió el respaldo de Cristina y el aliento tanto de sus compañeros como de la militancia de cara a un posible nuevo liderazgo.


La multitud peronista se congregó el lunes para dar comienzo al segundo mandato del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof y se vivieron horas de expectativa por parte de la militancia y de los principales dirigentes que dijeron “presente”.

Previo a la llegada del mandatario, los militantes colmaron la Plaza San Martín para recibirlo a lo grande. Se formó un pasillo que recorría los alrededores antes de llegar a la entrada, de tal modo de verlo antes de ingresar al recinto.

Una vez que llegó, comenzó a dar un discurso en el que expresó que busca “transformar” el territorio bonaerense y seguir por lo que resta, aspecto en el que fue claro: eso “que falta” no se soluciona “ni con motosierra ni con ajuste”. 

Por su parte, cuando Kicillof ingresó a la Cámara de Diputados, resonó un grito por los pasillos: “Cristina, el bastón del mariscal dáselo a Axel”, en referencia a unas declaraciones que la ex vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, dio en Avellaneda, donde pidió que los dirigentes tomen un rumbo claro y se hagan cargo de la conducción del peronismo.

En este sentido, con el deseo del liderazgo del gobernador en alza, Kicillof mantuvo la disputa directa con Javier Milei: "Sin igualdad de oportunidades, la famosa libertad es una farsa”, pero también fue autocrítico con el gobierno nacional saliente. “Faltó más rebeldía, más justicia social, más distribución de la riqueza, más igualdad. No pudimos dar respuesta a las necesidades”, apuntó al respecto.

Por último, el mandatario despidió los 12 años del kirchnerismo en el poder y destacó: “Esos 12 años no deben ser recordados con melancolía o nostalgia, esos 12 años maravillosos deben ser convertidos en un manual sobre como gobernar con coraje y amor a la patria”.

Al terminar, Kicillof se desplegó por el recinto y repartió saludos a sus pares, incluso con quien mantiene la relación más áspera, Máximo Kirchner. Cuando pasó a su lado, le extendió su mano y continuó saludando al resto de los dirigentes, hasta salir y dar por finalizada la congregación peronista.

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