Todo parece indicar que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, no tiene problemas de encarar el año electoral sin presupuesto, sin permisos de endeudamiento y sin Ley Fiscal, dado que hasta ahora no volvió a contactar a la Legislatura tras cancelar una reunión en los primeros días de enero, encuentro que tenía como objetivo empezar a negociar.

Desde la oposición están sumamente sorprendidos por la decisión del gobernador de no retomar las negociaciones y aseguran que la brecha para lograr consensos se irá cerrando a medida que pasen las semanas y la dirigencia política entre de lleno al año electoral. Todo esto, a sabiendas que tanto el PRO como la UCR deberán endurecer su postura para no quedar en el medio, entre los libertarios y el peronismo.

Cabe destacar que el peronismo quedó descolocado ante la decisión del gobierno de no retomar las negociaciones dado que el massista Alexis Guerrera había asumido la poderosa presidencia de Diputados con el desafío de encauzar la negociación, pero todo se cayó.

En ese marco, desde el kirchnerismo también sienten el impacto de la decisión de Kicillof, dado que se sintió como si pasaran por alto la capacidad legislativa de La Cámpora, que controla la Legislatura.

Hay que remarcar que, si bien Kicillof no los señala como responsables por el fracaso de la negociación de diciembre, desde el kirchnerismo aseguran que la idea de cancelar la discusión por el presupuesto es parte de la interna entre el gobernador y Máximo Kirchner.

En ese sentido, la semana pasada Andrés Larroque tomó cartas en el asunto y admitió que fue esa interna la que provocó el fracaso de los proyectos del presupuesto. El ministro aseguró que eso "es público y notorio", y destacó que desde el sector más kicillofista les "gustaría sentirse más acompañados", dado que “el gobernador está enfrentando un momento muy difícil".

Hay que destacar que el gobierno viene de postergar el vencimiento de los impuestos patrimoniales, que debería además liquidar a valores del año pasado si no se aprueba la Ley Fiscal que establece las nuevas alícuotas.

Ahora bien, a Kicillof tampoco le vendría muy mal gobernar sin Presupuesto, dado que así tendrá total discrecionalidad para administrar partidas, y probablemente algunos ministerios controlados por La Cámpora reciban menos de lo que establecía el proyecto de ley.

Por otro lado, Kicillof no tendrá autorización de endeudamiento para este año, aunque desde la oposición sostienen que eso no será un problema dado que el gobierno tiene que afrontar dos pagos en dólares que no llegan al billón de pesos, cuando el cálculo de recaudación supera los 34 billones.

A su vez, aseguran que no contar con presupuesto ni con las chances de tomar nueva deuda será una carta clave que sacará el mandatario al momento de negociar salarios con estatales y docentes.