Este martes se dio el fin de la carrera judicial para Julieta Makintach. El Jurado de Enjuiciamiento bonaerense decidió, por unanimidad, destituir e inhabilitar de por vida para ejercer cargos públicos a la magistrada, tras el escándalo desatado por su participación en una serie documental sobre la causa que ella misma debía juzgar.

La exjueza fue hallada culpable de mal desempeño por su rol en “Justicia Divina”, un proyecto audiovisual que se filmaba en simultáneo al juicio por la muerte de Diego Armando Maradona.

El caso estalló cuando se descubrió que Makintach no solo aparecía en el material, sino que supervisaba y aprobaba contenidos de la serie mientras tenía bajo su responsabilidad la imparcialidad del debate oral.

Testimonios de productores y colaboradores durante el jury confirmaron que la magistrada mantenía un vínculo directo con la producción, lo que para los acusadores (la Fiscalía y el Colegio de Abogados de San Isidro) implicó una ruptura total de la "distancia profesional necesaria" y un uso indebido de su función para buscar exposición mediática.

La consecuencia más grave de esta conducta fue institucional: el juicio por la muerte del ídolo debió ser anulado. Se interpretó que la objetividad del tribunal estaba viciada, obligando a que la causa vuelva a fojas cero, con el consecuente perjuicio para las partes y el desgaste para el sistema judicial.

En sus fundamentos, el Jurado fue contundente. Sostuvo que Makintach actuó con "falta de prudencia, moderación y sobriedad", requisitos esenciales para la magistratura. Los jueces entendieron que sus acciones pusieron en riesgo el derecho constitucional de los imputados a ser juzgados por un tribunal imparcial.

Con el fallo firme, la resolución será notificada a la Suprema Corte bonaerense. Mientras Makintach se despide del Poder Judicial por la puerta de atrás, la justicia ordinaria deberá ahora rearmar el juicio por la muerte de Maradona, intentando limpiar la mancha institucional que dejó el "documental del escándalo".