Las internas del Pro en la Provincia de Buenos Aires siguen a buen ritmo. Cada semana, un detalle carga de tensión, enojo, operaciones y broncas entre la amplia tropa amarrilla.
Tras la intervención de Mauricio Macri y la posterior renuncia del intendente de Lanús, Néstor Grindetti a ser el interlocutor del PRO, los jerarcas amarrillos no logran encontrar una salida que convenza a todos los sectores. La semana pasada, la Mesa del Pro bonaerense se reunió sin éxito para intentar nombrar al nuevo interlocutor.
Pero lo que no faltan son las operaciones subterráneas que cada sector hace para tironear al otro. En principio, trascendió que la intención era que Diego Santilli sea el reemplazo de Grindetti. “Si quiere jugar en Provincia, que empiece por ahí”, sacudieron desde un sector.
Al “Colo” no le gustó la novedad y rápidamente mandó a su gente a sepultar cualquier posibilidad de convertirse en el interlocutor del PRO bonaerense. Es que la situación no es la mejor. Las internas amarrillas repercuten en Juntos y desatan más enojos.
La aprobación en la Legislatura para que Federico Thea, uno de los hombres de más confianza de Axel Kicillof, se transforme en el nuevo titular del Tribunal de Cuentas, generó ruido en la alianza opositora. La moneda de cambio fueron los cargos que se “adeudaban” para el Directorio del Bapro y la Defensoría del Pueblo y la modificación a Carta Orgánica del Tribunal, para quitarle algo de poder el próximo mandamás.
Esa negociación derivó en el enojo explícito de la Coalición Cívica y la renuncia de Joaquín De la Torre a su cargo de Vicepresidente II del Senado.
Lo que quedó como estipulado, al menos en la informalidad, es que Jorge Macri terminó ejerciendo una interlocución interina y cerrando los acuerdos que se concretaron finalmente, no muy distintos a los que había pactado Grindetti con Martín Insaurralde.
Entre la danza de nombres que trascendieron para suplantar a Grindetti, sonó en principio la del intendente de La Plata, Julio Garro. En varias oportunidades, desde el palacio municipal de calle 12, descartaron que las intenciones del alcalde platense sean esas.
Pero por esas cosas del destino, ahora Garro salió a decir públicamente que está dispuesto a ocupar ese lugar. “Manifesté mi voluntad por una cuestión de cercanía, no solo porque lo tengo a 6 cuadras (a la Gobernación bonaerense), sino que además tengo un diálogo con (Martín) Insaurralde, que lo hago por mi ciudad", declaró el platense al portal Infocielo.
El interesante cambio de postura tiene varios condimentos. Se sabe que desde hace unos meses, Garro y su equipo más íntimo comenzar a trazar un plan para posicionar al intendente en la Provincia. El proyecto comenzó antes de la reforma a la ley contra las reelecciones, cuando se pensó que el mandato del intendente terminaba el 2023. Pero más allá de que la polémica reforma le habilitó otro mandato más, los intentos de proyección continúan.
Dato no menor, a finales de abril, Garro junto a Grindetti (nada más y nada menos), lanzaron la agrupación interna del PRO, “Hacemos Juntos”, que entre otras cosas busca “ampliar las bases de Juntos” y “reclutar peronistas” al espacio.
Esa jugada fue mirada con recelo por el vidalismo sobreviviente y por las tropas de Jorge Macri y Diego Santilli.
“No le da la nafta para ser el interlocutor”, sacuden con ironía desde uno de esos sectores, ante la novedad proclamada por el propio Garro.
Mientras tanto, se conoció un borrador del esquema que podría cobrar vida en los próximos días. Garro y el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela serían los dos nombres para reemplazar a Grindetti como interlocutores con el gobierno de Kicillof y la Mesa de Juntos.
Por otro lado, el titular del bloque de Senadores bonaerenses de Juntos, Christian Gribaudo oficiará de nexo, pero solo entre la Cámara Alta y la Mesa Provincial de Juntos.
Simbólicamente, que el intendente de La Plata -el distrito bonaerense con más población detrás de La Matanza- sea el interlocutor del PRO tiene una lógica valedera. Pero al mismo tiempo, un amague o el veto de los otros actores amarrillos le generan a Garro un cachetazo a sus aspiraciones de proyección provincial, que apenas van por sus primeros pasos.
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