Mientras el peronismo se prepara para la ceremonia de asunción de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, las disputas por el futuro liderazgo del partido traen como resultado una tensa relación entre el gobernador y el presidente del Partido Justicialista provincial, Máximo Kirchner.
En el medio de las asunciones, hay que tener en cuenta que Kirchner tuvo una gran influencia sobre los armados de las dirigencias. En el caso de la designación de Alejandro Dichiara en la Cámara de Diputados, fuentes provinciales aseveraron que Kicillof “quedó desdibujado” en aquella decisión.
En este sentido, dentro de la dirigencia del PJ bonaerense, señalan sobre el vínculo entre ambos referentes: “Ellos están en tensión permanente. Máximo quiere la provincia y Axel se siente amenazado. No va a ser el gran opositor, porque Máximo no lo va a dejar levantar. En la elección de las autoridades de la Cámara, el gobernador quedó desdibujado”, afirmaron en La Nación.
Asimismo, las especulaciones sobre el resultado de este vínculo continúan alrededor de los pasillos políticos y expresan que “la relación es muy tensa”, así como ven desde cerca el vínculo estrecho que Máximo logró construir con los intendentes.
Por su parte, desde el círculo kirchnerista evalúan el panorama político de cada uno. Si bien reconocen el poder de gobernar la Provincia, son conscientes de que Máximo mantiene 12 intendencias con alcaldes de La Cámpora.
Con este panorama, aún resuena la idea que Kicillof compartió en un discurso en La Plata: “Hay que componer canciones nuevas”, fueron sus palabras con respecto a una nueva dirigencia dentro del partido, mientras que Máximo le había retrucado: “Yo no soy cantante”. Mientras tanto, la puja por el poder dentro de Unión por la Patria se mantiene en alza.
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