El primer mes de mandato del libertario Javier Milei se vio obstaculizado por grandes manchas en la gestión: desde las versiones de un dictamen ilegal para tratar la Ley Ómnibus, hasta fuertes amenazas hacia gobernadores y la implosión tras echar a Guillermo Ferraro, su ministro de Infraestructura.
Así, esta semana al rojo vivo contó con un comentario de gravedad institucional por parte del presidente, quien le dejó una advertencia a los gobernadores si no respaldaban su ley en el Congreso: “Los voy a dejar sin un peso, los voy a fundir a todos”.
En ese sentido, la versión no tardó en circular por los medios de comunicación y Milei encontró al culpable de haberlo difundido: Ferraro. En tanto, dio la orden de su despido, pero el conflicto no quedó ahí. Según trascendió, el ministro mantenía una guerra fría con Nicolás Posse, el jefe de Gabinete de la Nación.
Cabe recordar que la rivalidad interna entre Ferraro y Posse tiene sus antecedentes desde el ordenamiento del Esquema de Participación Público-Privada (PPP), donde sus modelos chocaron a la hora de reconstruir los fondos estatales.
Por lo tanto, el hombre que llegó a formar parte de la mesa chica de Milei, así como también de las negociaciones antes de resultar electo, ahora quedó afuera del panorama mileísta y hay nuevos nombres en su reconfiguración.
Por su parte, según las primeras versiones, la cartera de Infraestructura no va a renovar responsable, sino que se va transformar en una secretaría; mientras que el poder libertario queda repartido en dos: el ministro de Economía, Luis Caputo, como superministro a cargo de su gabinete; y Posse al mando de los organismos descentralizados y las empresas estatales.
Con este panorama, las primeras semanas de gestión grafican filtraciones de información delicada, reproches por desprolijidades y un tambaleo inquieto de la unidad libertaria, todos aspectos que dan pie a lo que sería la primera crisis interna.
Convivencia política
Gran movilización
Fuera de la ley
Tensas negociaciones