El clima de la escena política se torna cada vez más caliente y mantiene a dos protagonistas: el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, por un lado, y el presidente de la Nación, Javier Milei, por el otro.
Por su parte, el primero tomó la premisa de polarizar con el segundo y se encargó de ello a lo largo de todas sus jornadas, recorridas y visitas. Durante ellas, fue con la idea de que el “mercado” no llega a todos lados, sino que debe ser complementado por un fuerte rol estatal.
A su vez, al discurso de Kicillof se le sumó un problema no menor: el recorte de recursos por parte del gobierno nacional, el cual llegó al Fondo de Fortalecimiento Fiscal, al pago de sueldo de docentes y más. “No perjudica a un gobernador, sino a todos los bonaerenses”, fueron las palabras del mandatario.
Frente a esta falta de fondos, el gobierno de la provincia de Buenos Aires decidió afrontar estos gastos –pertenecientes a enero y febrero-, pero la situación cambiará: desde el entorno, aseguraron que en los próximos meses no podrán ponerse al hombro un costo que le pertenece a Nación.
En ese sentido, mientras avanza una disputa cada vez más profunda entre dirigentes provinciales y nacionales, al interior del territorio bonaerense se tejen cada vez más demandas, encabezadas por los intendentes y dirigidas hacia el Ejecutivo de Kicillof.
Por eso, la semana pasada tuvo lugar una cumbre entre jefes comunales radicales, donde pusieron sobre la mesa el aumento de los medicamentos, la paralización de la obra pública y las deudas que mantiene IOMA.
Después del encuentro, los presentes acordaron formalizar el pedido de una audiencia pública a Kicillof, para buscar una solución conjunta e intentar salir adelante. Por el momento, esperan la respuesta del gobernador.
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