Los enojos e internas subterráneas hicieron que el Senado no trate el Endeudamiento que pide Kicillof

Como se vio este jueves, todas las negociaciones que encararon Verónica Magario y Agustina Vila con la oposición para que se pueda tratar y aprobar el endeudamiento por USD 1.045 millones que exige Axel Kicillof, quedaron en la nada.

Ya en la previa de la sesión, muchos de los sectores dialoguistas de la oposición que parecían cercanos a votar el proyecto del Ejecutivo dejaron en claro que no estaban los 21 votos del peronismo, y que justamente por eso, nadie quería quedar como un garante del gobernador.

Hay que destacar que el ala dura opositora pide discutir todo junto; ósea, el Presupuesto, Ley Fiscal y Endeudamiento, más los asientos vacantes en la Suprema Corte y los cargos en órganos de control que históricamente corresponden a los bloques opositores. Sin embargo, un sector mucho más dialoguista plantea la posibilidad de aprobar el endeudamiento, pero a cambio de una ayuda económica para los municipios.

En medio de esto, el peronismo se vuelve a encontrar con su propia interna, sobre todo de cara a diciembre, ya que Sergio Berni quiere la vicepresidencia primera del Senado que dejará vacante Luis Vivona (quien salta a Diputados). Cabe recordar que el ex ministro de Seguridad había perdido esa pulseada en diciembre de 2023, y ahora va decidido a quedarse con ese cargo.

Sin embargo, el problema para Berni es que Mario Ishii también quiere pelear ese lugar, y en el Senado saben que disputar algo con el intendente de José C. Paz no es algo de lo que uno salga ileso.

En este sentido, los legisladores de La Cámpora exigen las presidencias de los bloques tanto en el Senado como en Diputados. Por su parte, los encolumnados detrás de Sergio Massa quieren que les garanticen la presidencia de Diputados, un espacio que podría ser disputado por Mariano Cascallares, un intendente muy cercano a Kicillof.

Volviendo a la sesión de este jueves, hubo un acuerdo inicial entre todos los senadores de avanzar en la sesión aún si se caía el tratamiento del endeudamiento, sobre todo porque el Senado estaba paralizado desde junio y todos tenían proyectos que aprobar. En ese marco, la reunión de Labor Parlamentaria duró dos horas y media y, según se pudo saber, jefa de bloque peronista, Teresa García, les había dicho a los opositores que, si por ella fuera, se debatiría todo el paquete completo: Presupuesto, Ley Fiscal y Endeudamiento.

Acorde a lo que trascendió en los medios, Massa iba a sentar a Sofía Vanelli en el recinto, pero iba a retirar a los tres que forman Unión y Libertad, los ex libertarios Vargas, Ventura y Kikuchi. En este marco, empezó a circular la posibilidad de que Magario y Vila hagan un nuevo intento la semana que viene, y todo apunta a una sesión espejo con Diputados.

Hay que remarcar que desde Casa de Gobierno están decididos a ir a fondo para aprobar el endeudamiento. El ministro de Economía, Pablo López, plantea que no llegan con recursos a noviembre para tratar el endeudamiento junto al presupuesto 2026 y la Ley Fiscal. Sin embargo, ese argumento lo salió a debatir el senador Marcelo Daletto, quien argumenta que el gobierno tiene un saldo disponible de USD 1.163 millones para endeudarse. Incluso hay quienes creen que con ese saldo, más el pedido de endeudamiento actual, Kicillof podría cubrir el déficit de los últimos dos años de mandato, e incluso muchos suponen que esto podría cancelar toda discusión legislativa por los próximos dos años.

Cabe destacar que hay algunos sectores de la oposición que empezaron a avisar sobre las dificultades para aprobar el endeudamiento en Diputados. En ese marco, Matías Ranzini (PRO), Maricel Etchecoin (CC) y Diego Garciarena (UCR abadista), creen que, si el proyecto consigue pasar, pueden juntar 33 votos en contra, dejando al oficialismo sin posibilidades de llegar a los dos tercios.

En ese marco, desde una de esas bancadas se dejó escuchar que si Kicillof abre “la discusión por los cargos”, “sale en 4 minutos y por unanimidad”. Esto no es imposible de creer luego de que el mismo Garciarena blanqueó en las redes sociales un extenso listado de pretensiones.