En medio de la tensión entre la Nación y la Provincia por la inacción frente a las inundaciones, millones de hectáreas permanecen anegadas en el centro y oeste bonaerense, lo que ha obligado a productores y dirigentes opositores a exigir medidas urgentes y la finalización de la infraestructura hídrica clave.
En este sentido, la situación en el interior de la provincia de Buenos Aires es definida como de "catástrofe" por referentes del campo, quienes advierten que las soluciones no pueden esperar. Con millones de hectáreas bajo el agua, caminos rurales intransitables, pueblos aislados y la producción agropecuaria paralizada, el foco de la crítica se centra en la disputa política.
Ante esta situación, el diputado radical Diego Garciarena exigió la implementación inmediata de un plan de emergencia provincial y una política de obras hídricas de largo plazo: "Mientras el Gobierno nacional y el provincial se echan culpas, hay tres millones de hectáreas inundadas, pueblos aislados y la producción agropecuaria quebrada".
En sintonía, el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), Ignacio Kovarsky, enfatizó la urgencia: "La política tiene que entender que el agua se maneja en la seca. Es ahí cuando hay que hacer las obras para prevenir lo que después pasa en la inundación". Según sus estimaciones, hasta cinco millones de hectáreas están afectadas, con severas consecuencias sociales como la pérdida de escolaridad y la dificultad para la llegada de servicios básicos y ambulancias.
Uno de los puntos centrales del reclamo es el incumplimiento en las obras estructurales. Kovarsky recordó que el Plan Maestro del Río Salado, que abarca una cuenca crucial que representa el 55% de la superficie provincial (unos 17 millones de hectáreas), sigue inconcluso a pesar de que debía terminarse en 2015.
De esta manera, el dirigente señaló que aún faltan completar tramos clave: aproximadamente 30 kilómetros a cargo de la Nación y 90 kilómetros bajo responsabilidad de la Provincia. El análisis técnico refuerza esta preocupación. El Ing. Hidráulico y Civil, Claudio Velazco, puntualizó que del cauce principal del Salado, de 710 kilómetros, "solo se realizaron obras en 219 kilómetros, por lo que aún tenemos 410 kilómetros donde prácticamente no se hizo nada".
Velazco recordó que la zona afectada por inundaciones en 2014 representó un 78% de la superficie de la Cuenca del Salado. Además, el especialista advirtió sobre el "efecto dique" que generan infraestructuras como la Ruta 2 debido a las insuficientes secciones de escurrimiento, un fenómeno que constató durante la inundación de 2015.
En este sentido, los productores denuncian que la asistencia estatal "llega tarde o no llega", a pesar de los anuncios de fondos de emergencia a nivel nacional y exenciones impositivas provinciales. "Esto muestra la falta de previsión y la negligencia de años sin hacer las obras necesarias", lamentaron referentes del agro.
Por otro lado, desde el gobierno bonaerense, el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, defendió la política del Salado como "una política de Estado", pero responsabilizó a la paralización nacional de fondos hídricos desde diciembre de 2023 por el freno de tramos claves.
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