El fallecimiento de Juan José Mussi, intendente de Berazategui, a los 84 años, estremeció al peronismo de la Provincia de Buenos Aires. En ese marco, su velatorio se convirtió en un inesperado punto de encuentro para dos dirigentes que mantienen una fuerte tensión interna: el gobernador Axel Kicillof y el presidente del Partido Justicialista Bonaerense, Máximo Kirchner.
Ambos líderes coincidieron en el Centro Municipal de Actividades Roberto De Vicenzo, en un gesto que sirvió para pausar, aunque sea brevemente, la disputa partidaria que atraviesa al oficialismo.
En ese sentido, Máximo llegó acompañado por la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. Por su parte, Kicillof se mostró junto al ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, y los intendentes Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Mario Secco (Ensenada).
Durante el homenaje, Kicillof tomó la palabra para despedir al dirigente, resaltando su dedicación absoluta al municipio, incluso en sus últimos días: “Despedimos a un grande, a un dirigente político que todos los días nos enseñaba algo, lleno de generosidad, de sabiduría”, expresó el mandatario.
Kicillof puso a Mussi como un ejemplo de gestión territorial: "Un dirigente político que hasta el último día se dedicó a gobernar y a trabajar para su pueblo. Estaba internado y todos los días recibíamos algún mensaje, alguna necesidad, pregunta, pero nada era para él, todo era para Berazategui".
En ese sentido, el gobernador cerró su mensaje con un compromiso político que apunta a seguir su legado: "Hoy todos nosotros tenemos que reflexionar sobre qué es lo que vamos a hacer para honrar el ejemplo de Juan José. Hoy despedimos a un verdadero prócer y un ejemplo”.
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